viernes, 22 de abril de 2016

BANCO DE IMÁGENES, 7


Estas son  las dos últimas propuestas visuales de este curso: ¿qué poema, relato o artículo podría provocar la contemplación de un "abrazo vegetal" como ese? ¿cómo se os ocurriría interpretar el delicado equilibrio del funambulista?

 Si algún alumno de cualquier curso de Bachillerato quiere mejorar sus calificaciones en Lengua y Literatura en el sprint final del curso, puede intentar escribir un poema, un microrrelato, un artículo... basándose en alguna de estas imágenes (o en cualquier otra de un "Banco de Imágenes" anterior). El texto completo lo entregará en clase directamente al profesor, pero antes seleccionará un fragmento que deberá colgar aquí, en "Comentarios".



8 comentarios:

  1. Ana Gallego 2ºBach A26 de abril de 2016, 11:24

    En un continuo sin vivir me encuentro.
    Cuando me habláis, os escucho.
    Cuando estáis en silencio, os respeto.
    Cuando me dais de lado entristezco.
    Necesito de vosotros a cada momento.
    Uno me da la paz, el otro me da tormento.
    En un continuo sin vivir me encuentro.
    Cuando decisiones difíciles he de tomar,
    el corazón se me altera, mi cerebro desespera.
    Ambos me obligan a elegir, entre quedarme o salir.
    Con el corazón encuentro, con el cerebro desencuentro.
    Con el cerebro acierto, con el corazón desfallezco.
    En un continuo sin vivir me encuentro.

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    1. La voz poética se dirige al cerebro y al corazón como los dos motores de su vida, para bien y para mal, y articula una estructura simétrica, con el verso-estribillo empezando y cerrando el poema, además de dividirlo justo por la mitad.
      Esa idea de la desazón, del sinvivir, queda bien expresada, y se resume al final (versos antepenúltimo y penúltimo) con un curioso quiasmo donde se intercambian dos ideas paralelas y opuestas.
      La métrica es irregular, la rima mantiene unas asonancias (e-o) que intentan aportar cierta musicalidad, y los recursos expresivos se ponen al servicio de un tema que subraya el papel de la antítesis, con elementos a un tiempo distintos, incluso contrarios, aunque complementarios.
      Felicidades, Ana. Siempre es un reto mayor atreverse con la palabra poética, y tú lo has hecho con mucho sentido y buscando el equilibrio, como el funambulista de la imagen.

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  2. Ángela Sicilia

    Los cuentos malditos

    Y sin poder hacer nada, el Espantapájaros y el Hombre de hojalata veían como el malvado hombrecillo se llevaba consigo por lo que tanto habían luchado. No sabían el por qué del hombrecillo, se encontraban desconcertados y pensaron en Oz y en el mago estafador. También se acordaron de Dorothy, y se preguntaron si a ella también el hombrecillo le había visitado, de el León ya no tan cobarde poco sabían. Es por eso que se preguntaban "¿Por qué a nosotros?, no hemos hecho nada". Desde sus aventuras en Oz no habían vivido más emociones, vivían plácidamente, sin preocuparse de nada más.
    Y ahora más vacíos que nunca se miraban desesperados y cabizbajos esperaban rencontrarse algún día con el camino de baldosas amarillas.
    El hombrecillo cargaba con el nuevo equipaje hacía su destino, sabiendo bien que el no era malvado, tan solo cumplía un trabajo.
    Los dones que había arrebatado a las dos criaturas eran regalos del reino de Oz, pero regalos que no eran bien usados, pues estos debían ser para vivir. El hombrecillo pensaba lo irónico que era todo, pues esa pintoresca pareja vivió más intentado conseguir lo que ansiaban que después. Nada más poseer su deseo lo descuidaron, no lo usaron en toda su capacidad, se conformaban con no perderlo, y por esa misma razón lo perdieron. Dejaron de asumir riesgos o de luchar por un objetivo, ya no tenían. Era eso lo que molestaba al hombrecillo, y para el no era un injusticia sino una lección. El hombrecillo seguía su camino esperando encontrar a alguien que buscase aventuras y necesitase una ayuda, o incluso a que los personaje de cuento luchasen por si mismos para recuperar lo perdido. Al Hombrecillo le daba igual, le quedaba muchos cuentos más por recorrer.

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    1. ¡Ay, ese tétrico hombrecillo negro que anda saqueando todos los malditos cuentos! En este del "Mago de Oz", viene a reprender al Espantapájaros y al Hombre de Hojalata por no hacer buen uso del cerebro y del corazón, respectivamente (elementos por los que en un principio, antes de acomodarse, tanto habían luchado).

      ¿Qué pasará, Ángela, cuando el hombrecillo llegue al cuento de "La Sirenita" (quien tanto había deseado tener un par de piernas)? ¿Crees que encontraría motivos para devolverle a Ariel su cola de pez? ¿Te lo imaginas caminando por el alambre y equilibrándose con una pierna en cada mano?
      ¿Y a cada uno de nosotros, en las rutinas de nuestro cuento de cada día, qué nos arrebataría, y por qué?

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  3. Estoy harta.
    “Estoy harta. ¿Por qué estoy aquí? Ni siquiera sé por qué he hecho caso a mi madre y he venido a este maldito paseo. No tiene sentido. Se ha encontrado con Mari Luz y llevan tres cuartos de hora hablando sin parar, preguntándose sobre liviandades que en realidad a ninguna de las dos importan. Estoy harta. Cuando llegue a casa tengo que tender y no se me da bien tender los pantalones. Yo, mientras, aquí estoy en este blanco banco totalmente expuesta a las miradas furtivas de la gente que me mira con asco por mi sudadera ancha, mis piercings y mi pelo rojo. Estoy harta, me iría si no dependiera de mi madre para volver a casa. ¿Por qué llamamos al lugar al que vivimos “casa” si vivimos en un piso? Estoy harta. Qué asco, quiero huir de aquí, huir de todo, de la sociedad, de la dependencia… (+)

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    1. La situación es esta: la joven depende de su madre para poder volver a casa, de que termine su charla insustancial con la vecina, y está harta de esperar. Al igual que en los relatos de los grandes autores de la narrativa experimental, cualquier situación (esta, por ejemplo, perfectamente anodina) puede ocasionar un viaje sorprendente por la mente del narrador. La técnica del flujo de conciencia (que parece que has intentado aplicar aquí, Irene) permite asociaciones mentales que en este caso, a partir de ese hartazgo, y del cansancio, y de cierta rebeldía..., han llevado a la chica a hablar primero de la charla de los adultos, y luego de los pantalones que tiene que tender, de las miradas de los transeúntes, de su propia apariencia física, o de las limitaciones del piso donde vive. Todo ello adobado con un recurso de repetición muy efectivo, que se anticipa desde el título.
      Buen intento. Agradezco que los alumnos intenten experimentar por ellos mismos las técnicas narrativas que se comentan en clase.

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  4. "Tú tienes un grave problema: sientes con la cabeza y piensas con el corazón".
    Y es cierto.
    Porque temes caer en cada paso inseguro; porque al mirar abajo el suelo está demasiado alejado de tus pies.
    Y tu corazón te grita que te detengas; y en tu cabeza el vértigo y el miedo te hacen tambalear.
    Un pie delante del otro. Derecho, izquierdo.
    Y, a ciegas, avanzas. Porque tú sabes que si caes, caéis los tres.

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  5. Un apunte muy breve que parte de un comentario que suena a reproche, y que alguien le hace al narrador. En ese comentario se mezclan, cruzándose, las atribuciones propias de los dos elementos centrales en la ilustración.
    El resto del texto lo ocupan las meditaciones (en las que el narrador se habla a sí mismo en 2ª persona), que empiezan con un rotundo asentimiento, y despliegan luego un catálogo de dudas e inseguridades (traducidas en fuertes sensaciones físicas de vértigo y miedo), y sin embargo también de certezas y afirmación al final, de decisión de seguir avanzando.
    Me gusta mucho tu estilo, Natalia. En tu caso, la literatura debe ser ya una compañera para siempre.

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