Parada inicial en la calle Tomás Heredia, cerca de la primera ubicación de la imprenta que editaba la Revista "Litoral".
Lectura de poemas de Vicente Aleixandre, en el interior de la casa donde él residió cuando era niño (en calle Córdoba).
Dos paradas sucesivas en la calle Strachan: en la puerta de la casa del malagueño Emilio Prados...
...y en la puerta de la casa de su amigo el poeta Manuel Altolaguirre, los dos impresores principales (Prados y Altolaguirre) de "Litoral".
Después de hablar sobre García Lorca y recitar poemas suyos en el Pasaje de Chinitas, con la parada en la Plaza del Obispo se recuperó la figura y la poética del malagueño José María Hinojosa (codirector -junto con Prados y Altolaguirre- en una tercera fase de "Litoral").
Dos citas con dos malagueños más: después de hablar de José Moreno Villa, la parada en el Parque junto al monumento dedicado a Salvador Rueda era obligada para facilitar que nuestros alumnos supieran más cosas del poeta que da nombre a su instituto, y pudieran apreciar su arte.
En el otro extremo del Parque esperaba la fuerza expresiva del "príncipe de las letras castellanas": el nicaragüense Rubén Darío, baluarte del Modernismo.
Reproducimos el texto escrito expresamente para su publicación aquí:
Crónica
de un Paseo literario por Málaga
(23 de Mayo
de 2018, IES Salvador Rueda)
José Luis lo
traía bien preparado, o mejor dicho, se lo sabe bien. Y algún malagueño de cuna
confesaba no conocer tanto y tan didácticamente transmitido como lo hizo
nuestro Cicerone. La huella del ´27
en Málaga es apabullante; sirva como ejemplo la que dejó la Revista Litoral, uno de sus motores editoriales, encargada de poner todas sus inquietudes artísticas, negro sobre blanco. Justamente frente al
edificio que albergaba su emblemática imprenta comenzó este “Paseo literario” en
el que dos grupos de 4º de la ESO (A y F) fueron caminantes, aprendices activos
y emocionados, alumnos itinerantes y testigos todos de una clase de literatura
en su contexto…
Cuántos esfuerzos en el aula haciendo vibrar la
literatura sin darnos cuenta de que, frente al mar, la brisa nos lo pone más
fácil. Cuántos desvelos metodológicos en el aula sin darnos cuenta de que
pisando el suelo que pisaron los insignes poetas, la literatura asciende de los
pies a la cabeza de los alumnos con un impulso automático y efectivo…
Los alumnos de 4º-A no leyeron poemas, sino que
los prepararon (algunos los memorizaron) y, al leerlos, podía sentirse en ellos
una emoción que se vio reforzada por el mismo aire y por la misma luz que
acarició su creación.
Si la poesía es vida, vivenciar los poemas era
la mejor manera de hacerlos llegar a los alumnos. Y lo teníamos tan cerca…, lo
tenemos tan cerca: Málaga nos regala un aula que no necesita murales porque estos
cuelgan naturales del aire, y fueron la realidad evocadora de tantos poemas
leídos en este Paseo.
El trimestre... qué poco importa -pensaba a la
vuelta-. El cuadrante imposible, los temas que no se han dado… Acaso el mejor
parámetro de descodificación del arte sea la emoción… Y nosotros (nuestro compañero organizador y nuestra compañera Lourdes, tan expectante y receptiva
como yo) fuimos testigos de alumnos emocionados, que sintieron cómo la poesía
los atravesaba sin dolor y sin tedio, sino con el brillo del sol acariciando sus
caras y una suave brisa haciendo de maestra.
ÁNGEL ÁVILA, profesor
Foto de grupo final, junto al busto que hay en La Malagueta del poeta Jorge Guillén, vallisoletano de nacimiento, pero también enamorado de Málaga, donde eligió vivir hasta el final de sus días, y ser enterrado cerca del mar, en el Cementerio Inglés.